La abracé durante toda la noche, tiritaba de frío. La mar batía sin cesar, las olas barrían la cubierta de la embarcación de una banda a la otra, estábamos atados por una cuerda al palo mayor. Confieso que estaba muerto de miedo. Ella no cesaba de llorar, entre sollozos se encomendaba a la virgen de La Caridad, “ay, diosito, cuídanos, sácanos de ésta, dios te salve María…”
Mi madre me pidió que no me fuera, y mi padre se quedó con la mirada clavada en el suelo cuando se lo dije. No los escuché, tenía que irme, no aguantaba más aquella mierda. A ella le pasó otro tanto, según me contó. Nos conocimos en medio del diente de perro, yo había ido armando la balsa poco a poco y la dejaba escondida entre la maleza, a pocos metros de la costa, me llevó casi dos meses terminarla. Ella me confesó que hacia como una semana había encontrado la balsa y que venía cada noche por la costa a ver si encontraba al dueño y la dejaba marcharse con él. Me dijo que estaba desesperada, que no podía más. La miré a los ojos y no se por qué le dije: “mañana, a la una de la mañana, trae agua.”
No supe cuando me quedé dormido. El amanecer me sorprendió, el sol acariciaba mi rostro. No estábamos lejos de la costa, ella me contemplaba con los ojos hundidos, casi perdidos. Nos miramos y empezamos a remar hacia el sur, al principio sin mucha convicción, después fuimos levantando el ritmo hasta alcanzar casi un frenesí que no se detuvo hasta que no sentimos la arena bajo los pies. Saltamos corriendo a la playa y a los pocos metros nos dejamos caer. No sentía mi cuerpo, parecía que flotaba. La playa estaba desierta, al rato nos levantamos y caminamos hasta una carretera cercana, se acercaba una manifestación, la precedía un coro cada vez más intenso “pin pon fuera, abajo la gusanera; que se vayan; que se vayan”. Solo alcance a ver como ella corría y se confundía dentro de la multitud, yo me quedé como clavado en el suelo. El grupo pasó indiferente a mi lado, ella iba con un cartel en alto que decía “pa lo que sea Fidel”. Nunca más la he vuelto a ver.
Que decepción
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarmuy triste relato, calabacita conoce ud a
el camarada Web de la Titimania que a sido
de el.
Gracias
La Juanny de miami
Si te refieres al Web de generación y ,no se nada de él. Gracias por pasar por aqui.
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Gracias Armienne.
Gracias, Calabazita, por tu visita a mi blog y tu comentario que me ha gustado mucho.
ResponderEliminarEsta noche te lo voy a responder allí.