Va ascendiendo la montaña, con desgano, más por costumbre que por convicción, en el horizonte, a sus espaldas, el mar se funde con el cielo gris, resopla sin cesar, el aliento se le hiela en el pecho, se agota, la cara de un rojo casi violáceo oculta las pecas en sus carrillos. No es la primera vez que lo intenta, siempre regresa derrotada, se dice a si misma que por la altura, pero sabe que no es tan simple. Le fallan las piernas en los últimos metros y un peso enorme tira de ella, la aplasta contra la dura roca, es entonces que el frío paraliza sus sentidos. No hay testigos, sólo ella y la montaña, allí, cerca de la cumbre, se abandona a las dudas, y se dice, sin cesar, que no lo logrará. Un torrente de lágrimas cae por sus mejillas mientras su cuerpo se estremece, la sensación de vacío interior que la invade en ese momento es indescriptible, como si la vida se le apagara dentro, y tiene miedo, tanto que suele golpear con los puños la roca hasta ver brotar la sangre, solo así recupera la conciencia de estar viva.
Una vez de regreso, en casa, se mete en la bañera, y se lava con sumo cuidado, al salir, se detiene, y contempla su rostro, frente al espejo, unas bolsas, casi imperceptibles, empiezan a insinuarse bajo sus ojos. A pocos metros esta su habitación, enorme y perfecta; esta noche, como casi todas, nadie la espera.
Más de 100 nombres en imágenes del Día de Reyes (Se incluyen las imágenes
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Hace 3 semanas
Ser uno mismo a cada instante es dificil, ser uno mismo consigo mismo aun peor. La soledad no abraza, la soledad envuelve.
ResponderEliminarComo siempre, lindo.