miércoles, 5 de enero de 2011

Vivir de ilusiones y .....

Era un fanático de las ilusiones, por más que todos sus amigos intentaran convencerlo, nada pudieron hacer, estaba convencido de que los Reyes Magos existían, eso de que eran sus padres quienes compraban los regalos no le entraba en la cabeza. Es verdad que alguna vez tuvo sus sospechas, pero no dejó que esa idea se apoderara de su mente, le parecía una traición, por otro lado estaba el asunto práctico de que si dejaba de creer en los Reyes Magos cabía la posibilidad de que dejaran de aparecer a los pies de su cama aquellos regalos que lo habían acompañado cada 6 de enero, al amanecer, y era tan hermoso vivir con la ilusión de que aquello que les había pedido apareciera, como por arte de magia, en su habitación, ciertamente era una renuncia grande. Con los años sus pedidos se habían vuelto complejos, ya no eran indios y vaqueros, ni hablar de una pelota, la bicicleta ya había quedado en la historia, los video juegos nunca le interesaron, pero los Reyes ,esplendidos que son, le habían traído una play, hace unos años. La moto costó, casi un quinquenio, que se diera , pero finalmente, un día, la tuvo, una Honda preciosa, tardó un año en obtener la licencia de conducción pero al final los Reyes también cedieron y al año siguiente se la trajeron. El coche no le costo tanto, llegó a la primera. Este año se sentía un poco triste, los viejos habían muerto en un accidente de tránsito, su coche cayó al mar y nunca recuperaron los cadáveres, justo pensaba en esta tragedia cuando redactaba su carta para los Reyes:
  Queridos Reyes Magos, este año me he portado bien, sólo quiero pedirles dos cosas, la primera es que me traigan de vuelta a mis padres, la segunda es que me traigan la rubia que vive en la casa del frente, la de la fachada verde, no se equivoquen que son dos rubias en esa casa, yo quiero la menor, la que tiene 23, y unas caderas, preciosas, se darán cuenta en cuanto la vean, es la más buena de la cuadra, y otra cosa; no me la dejen en el suelo, por favor, acuéstenla conmigo, como hicieron con el oso de peluche de los 2 años. Espero no me fallen, y me cumplan, como lo han hecho en los últimos 45 años.

6 comentarios:

  1. Sabes que? Que a pesar del cabezahueca me inspiro ternura.
    Nunca crei en los reyes magos pues nunca me lo ensennaron, me ensennaron a esperar en diciembre la llegada de la tarjeta para el numero y dia que nos tocaban por la libreta.
    Pero aqui, me maravillo como hay ninnos de hasta 11 annos que aun esperan a Santa....Y conoci a alguien que se enfermo varios dias cuando supo que Santa eran sus padres...
    Que locura!
    Muy original tu historia, nos vemos por aca.
    Saludos

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  2. Hola Fermina. Somos de la misma escuela, en mi pueblo, y en mi casa, se seguía diciendo "los reyes", pero no era politicamente correcto asi que no me insistieron nunca en la fantasia, no te puedes imaginar como viví el tema del numerito y la espera, mi padre solia estar en la organización del evento, era una especie de rey mago revolucionario, por demás honesto asi que usualmente yo iba a parar al tercer o el cuarto día del sorteo, por suerte era fanático de los soldaditos asi que siempre alcanzaba lo que más me interesaba. Saludos, gracias por pasar.

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  3. Siempre disfruté de la reyes ...hasta que crecí. E hice que mis hijos también disfrutaran de ellos a su debido tiempo.

    Gracias por este relato tierno y gracioso.
    Un beso

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  4. Es la mejor carta de reyes magos que he leído en mi vida.
    Espero por lo menos le cumplan con la rubia para darle un consuelo y la resignación por su luto.
    Aunque no creo en los reyes magos dentro del mundo físico, son sólidos personajes de lo imaginario.

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  5. Patricia, en Cuba fue otra la historia porque el gobierno no facilitaba las cosas en el sentido de que se conservara la tradición, hasta la Navidad se prohibió, no obstante, muchas familias siguieron celebrando estas fechas de manera privada y casi clandestina, por otro lado la gente comun siguió llamandole "el día de los reyes" a la fecha que, en Julio, eligió el gobierno para vender juguetes (normados, en cuanto a cantidad y calidad, en una cartilla de racionamiento) una vez al año. Gracias por tu visita y comentario.

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  6. Carlos, me alegra que te gustara, siempre existe la tentación de encargarle nuestra vida a unos reyes, la verdad que de vez en cuando no estaría mal, aunque tampoco tendría el mismo sabor. Un saludo.

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