martes, 3 de mayo de 2011

Grados.


 Toda flor se marchita y toda juventud

  cede a la edad; florecen los peldaños de la vida,

florece todo saber también, toda verdad

 a su tiempo, y no puede perdurar eterna.

 Debe el corazón a cada llamamiento

   estar pronto al adiós y a comenzar de nuevo,

para darse con todo su valor más firme

alegremente a toda forma nueva.

Y en cada comienzo está un hechizo

que nos protege y nos ayuda a vivir.



Debemos ir alegres por la tierra

sin aferramos nunca como a una patria;

el espíritu no quiere encadenarse.

Grado a grado, nos eleva y ensancha.

Apenas se acomoda nuestra vida

y nos confiamos, todo se disuelve;

sólo quien está pronto para irse

puede escapar del hábito que mata.

Nos enviará de nuevo a espacios nuevos,

el llamar de la vida nunca tendrá fin...

Tal vez la hora de la muerte aún.

¡Arriba, corazón, di, pues, tu adiós y sana!


                                        Hermann Hesse.


2 comentarios:

  1. Ah muy bueno, justo lo que necesitaba escuchar (o leer).
    Saludos

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  2. Hace unos 21 años lo leí por primera vez y desde entonces me ha acompañado en los momentos en los que he necesitado darle un giro a mi vida o vencerme a mi mismo. Hermann Hesse es de mis autores favoritos. Un abrazo y saludos.

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