Aquel tiempo en que dormían abrazados, se miraban a los ojos y respiraban al unísono había quedado en el olvido. Ella se había vuelto una mujer fría y huraña desde que... llegó a sus vidas. Aquella criatura deforme, cabeza gigante y ojos saltones, ni siquiera lloraba. La partera había pronosticado que no viviría mucho. Su mujer miraba espantada aquel ser salido de sus entrañas cuando él entro, como una tromba, en la habitación, contemplo a su vástago en manos de la partera y no dudo un segundo, tomo un cuchillo que estaba sobre la mesa y de un solo golpe atravesó a la criatura y a la partera, que se derrumbo en el acto. La mujer, que sollozaba, enmudeció. La habitación, iluminada pobremente pareció tornarse más oscura, él se acerco, lentamente, a ella, y en un susurro, con rabia contenida, le dijo al oído: te pedí un hijo y me has dado un monstruo.
Se revolvía en la cama sin cesar, murmuraba algo entre sueños, no se le podía entender. La respiración entrecortada hasta que, se estremeció todo y, súbitamente, se sentó en la cama, el pelo revuelto y la frente perlada de sudor, los ojos enormes y un trepidante palpitar en el pecho. Ella no se movió a su lado, él sabía que estaba despierta, sólo disimulaba que aún dormía. He vuelto a tener el mismo sueño dijo, cada noche lo mismo, hablaba para él, sabía que ella no respondería, hacia tanto que no hablaban.
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Hace 3 semanas
Me quede de piedra!
ResponderEliminarReal.
Y quien no ha dado,parido, quitado, o temido ,un mosntruo.?
Buenas noches!
Fermina, me lo inventé, el desamor solo produce monstruos. Un saludo y una buena semana para ti.
ResponderEliminarEl silencio, entre dos, construye castillos amurallados, individuales, donde van ambos diseñando bestias interiores, acogidos a una estéril soledad. Me gustan tus post porque me exigen pensar, cuestionarme.
ResponderEliminarGracias Belkis, de eso se trata, del silencio y la incomunicación. Saludos.
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